lunes, 17 de octubre de 2011

CABEZA AL CUBO


483 ofertas de trabajo de váyanse a la mierda
Que a todos nos urge alguna certidumbre en que posar nuestros enclenques futuros, cualquiera lo sabe. Que quien fue candidato presidencial del empleo terminó siendo el déspota que se cargó buena parte de los trabajos del país, es cosa sufrida. Que no sabemos qué pasa ni qué va a pasar en este país nuestro que desde tiernos ayeres de párvulos nos pintaron de una forma pero ya desde antes era muy de otra y todo cambio ha sido para peor, es cosa diaria. Entre tanto revoltijo, tanto hedor a fosa clandestina, tanta angustia por los desaparecidos y tanto pavor cotidiano ante las camionetas artilladas, los ciudadanos inermes sólo tenemos clara una cosa: nadie tiene comprada vida, ni salud, ni mucho menos oficio. A menos, claro, que sea político, oligarca de los medios o plutócrata socio, alecuije, compinche o compadre de cualquier egregio personero de la cleptocracia en la que se inscriben los nombres y apellidos de siempre y que ya sabemos.
La crisis del empleo en México no es cosa nueva, pero se ha profundizado de manera horrible desde que la derecha se robó la rienda. Los ricos, eso sí, cada día más ricos. Los menos, eso también, cada día haciéndose con más. Y una gruesa franja de la población se fue quedando sin chamba, sin pase a la escuela, sin dinero y sin futuro.
El espejismo capitalista, sin embargo, mantiene sus cantos de sirena. La publicidad desbocada trina un colorido abanico de bondades inútiles en la televisión. La prendo y vuelvo a ver un anuncio que he visto muchas veces y cuenta la historia de un muchacho sin futuro que se metió a estudiar a una escuela “del futuro” y remata con el tipo convertido en “hombre de éxito” (de saco y corbata, dirigiendo una junta en una sala llena de ejecutivos, admirado lo mismo por sus jefes que por sus subordinados) mientras sentencia:  “las oportunidades ahí están, lo demás depende de ti” . Ese hombre de éxito seguramente fue vendedor de algo y ahora dirige vendedores, campañas publicitarias, un estudio de televisión. O tiene un puesto en el gobierno. Es la encarnación amable de un sistema putrefacto y corrupto fundamentado en obtener dinero ajeno.
Puesto que “lo demás depende de mí”, me planteo la posibilidad de ser como el exitoso campeador del anuncio y buscar trabajo, que lo hay, nos dicen a menudo, para el que quiera encontrarlo. Así que dejo de lado mis pruritos de gordo cuarenticincón juntador de adjetivos y tropos y me aboco.
¿Dónde buscar? No conozco agencias de empleo, ni he salido a comprar todos los periódicos para buscar chamba en los anuncios clasificados… fácil: un trabajo del futuro se encuentra en un anuncio del futuro y el futuro nos alcanzó cuando internet se democratizótanto. Y me dedico, vaya que me dedico. Me inscribo en agencias virtuales que prometen conseguirme una sinecura a cambio de una posterior y casi voluntaria aportación. Otros dicen que quien tendrá que pagarles por conseguir mis coruscantes atributos será quien me otorgue el empleo anhelado. Como sea, queda claro que nada en este mundo es gratis y a todo digo que sí y hago clic y más clic. Pongo en los motores de búsqueda la palabra clave de mi oficio: escritor. Nada. Periodista. Nada. Trago grueso, porque la cosa se pone difícil. Editor. Nada. Traductor, temiendo la devaluación de las páginas a las que tanto desvelo se le pueden llegar a dedicar: tampoco. Decido entonces atenerme a la oferta y la puerca tuerce el rabo. De la ambigüedad desesperante a la superespecialización demencial, una cauda de anuncios que dan paso al desánimo, y escritos con las patas, además, o con una siniestra lucidez para desinflar arrebatos al candidato. De enfermera, técnico radiólogo o gerente de procesos industriales no tengo nada. De “arquitecto senior Java/egoVeris” (sic) o lo que lacónicamente llaman “CFO”, de lo que se advierte que “3-4 años en un despacho Big 4 y hasta 5 años como contralor en una empresa de servicios, logística, hotelería, son necesarios como experiencia previa. Dominio de los Mex gaap e IFRS es imprescindible” (sic y recontrasic), ni recóndita idea. Encuentro además que sólo hay una oferta para un viejo como yo, mayor de cuarenta. Pero es en Hermosillo y a mí el calor tan intenso suele sentarme mal. Desesperado, frustrado y tonto, tecleo “váyanse a la mierda” en el buscador. El resultado es inquietante: aparecen relacionadas “cuatrocientas ochenta y tres ofertas de trabajo de váyanse a la mierda. Empiezo a leer sintiéndome parido por Kafka: arquitecto seniorJava/egoVeris, Mex gaap e IFRS 

domingo, 9 de octubre de 2011

CABEZA AL CUBO

Rumores y mordaza
Para Rafael Pineda
La violencia en México, qué frase tristemente sobada hoy, alcanza durante el sexenio sangriento de Felipe Calderón cotas que antes nunca imaginamos. Decapitados, mutilados y repartidos en trozos, quemados, asfixiados, encajuelados, encobijados, disueltos en ácido, colgados de puentes o simplemente cosidos a balazos, decenas de miles de seres humanos han muerto en este territorio yerto. Decenas de miles más sencillamente no aparecen. O no todavía, por no descubrirse aún la fosa colectiva y clandestina donde fueron a parar sus gritos. Concéntrica República de muertos violentos.
Los efectos de la violencia son incuantificables. En los niños se manifiestan como pesadillas, miedo, comportamientos erráticos y una agresividad dirigida a todo y a nada que habremos de lamentar por partida doble en un futuro no muy lejano. Hay desconfianza en todos, ricos y pobres. Hay miedo en viejos y en jóvenes: el horror es democrático, como la muerte. El horizonte es hostil, de páramo y rabia y mucha tristeza, y contrasta patéticamente con el discurso oficial de una presidencia enana e incapaz, y con el lenguaje desenfadado y cosmético de la mayor parte de los medios masivos de comunicación; si malo es lo que sabemos, más malo es todo lo que se nos oculta. También en los medios la amenaza del horrible capítulo final de una vida cercenada con crueldad ha dejado marca. Sea por miedo de cada periodista que prefiere callar a ser torturado y asesinado, sea porque el medio se subordina a una torpe campaña de maquillaje para ayudarle al poder político a esconder su ineptitud, las secuelas de su corrupción connatural e intrínseca o en la complicidad extrema de tratar de ocultar la responsabilidad directa de un servidor público en colusión con grupos criminales, resulta en un silencio atroz.
La torpeza es evidente en Veracruz, donde el gobierno de Javier Duarte, antiguo delfín de Fidel Herrera, da palos de ciego en su propia cruzada anticrimen que parece más bien una campaña en contra del derecho a la información. La punta de un iceberg siniestro son los periodistas asesinados y desaparecidos en esa entidad en el último año. La cara amable de un gobierno copado por el crimen es una ley que amordaza a la gente para que no “perturbe el orden” con falsas alarmas. Duarte y sus estrategas parecen no entender que el drama que genera una falsa alarma, deliberada o accidental, nada tiene que ver con los resultados de una impericia adornada de omisiones que desemboca en la violencia que padecemos en las calles, en nuestras casas, en los trayectos diarios a escuela o trabajo. La realidad no se borra por decreto, el miedo colectivo no se esfuma con un soplo caduco de comparsas en el congreso de su estado. No se puede acallar la tragedia. De las carretadas de muertos botados en la calle y los cientos de desaparecidos, a barrios tomados por elementos de la Marina, pasando por la persecución a comunicadores y ciudadanos hasta coronar la estulticia represora con una ley a modo del tiranuelo para que los diretes incómodos sean delito, mientras la sociedad veracruzana se diluye en un clima real de violenta descomposición social y psicosis colectiva que paradójicamente el gobierno estatal, en lugar de atender las causas, pretende apaciguar atenazando la información. En el ínterin, grupos verdaderamente violentos, muchas veces incorporando a elementos de las instituciones presuntamente existentes para garantizar el orden –policías federal, estatal o municipal, fuerzas armadas y hasta guardias blancas– operan a sus anchas, toman territorios, hacen advertencias públicas y las consabidas, horribles manifestaciones de fuerza: el video donde los matazetas presumen su responsabilidad en una masacre; las decenas de cadáveres, los ciudadanos “levantados”, desaparecidos o incorporados al siniestro recuento necrológico.
Amenazar y censurar a un periodista, a un caricaturista o a un escritor causa un efecto contraproducente y suma las voces de otros, de sus amigos, de sus lectores, a las del autor. Esconder al público veracruzano la caricatura que deja en evidencia la ineptitud del gobierno estatal, hurtar de la opinión pública los reportajes que exhiben los entresijos de la corrupción y la podredumbre, decir que no pasa nada, que Veracruz no es tierra de impunes, es poner en evidencia la propia incapacidad de gobernar si no es por medio del chanchullo, la porra, la mordaza. La consecuencia obvia, como si la Historia no enseñara nada, es el desmoronamiento de tanta viscosa utilería.

viernes, 7 de octubre de 2011

Gira Internacional de Andrés Manuel López Obrador


Países: Estados Unidos y España

Domingo, 09 de Octubre de 2011
• 15:30 Acto Político en la Escuela Benito Juárez, en Chicago, en Estados Unidos.

Martes, 11 de Octubre de 2011
• 10:00 Acto Académico en Woodrow Wilson Institute en Washington, D.C, en E.U.

Jueves, 13 de Octubre de 2011
• 18:00-19:30 Conferencia política en la Fundación José Ortega y Gasset en Madrid, España.