martes, 1 de febrero de 2011

CABEZA AL CUBO

Jorge Moch
tumbaburros@yahoo.com

Dispendios

En este país en que decenas de millones de pobres llenan el día con menos de un dólar hay quien vive como reyezuelo. Peor, hay caprichosos jeques presuntamente empleados por el público para trabajar precisamente en bien de la gente. Já. El cinismo insultante de Fox cuando se tuvo que hacer público el viejo asunto de las toallas millonarias palidece con el despilfarro de hoy (en un recuento de las notas periodísticas de entonces, las toallas fueron lo de menos. El menaje de casa de la infame “cabaña” de Los Pinos incluía lindezas como una alfombra de nudos de lana de más de cuarenta y cuatro mil pesos, o sábanas para cama queen size de poco más de diecisiete mil: delicados callos y satén en la piel de la realeza mexicana de sangre azul como sus destos; quien quiera revisar la lista para revolcarse en los vidrios de lo irredento-social de este país –no sería raro que mucho de lo ahí listado se encuentre en un rancho de Guanajuato– puede hacerlo en http://www.alaingarcia.net/conozca/faraones.htm.

Los mexicanos tenemos la memoria, diría Juan Marsé, “deliciosamente emputecida” y olvidamos pronto aunque el escarnio sea reciente. La sucesión de Fox nos resultó más cínica. Anteponiendo argumentos ridículamente torcidos para conmemorar lo que esencialmente representa un antagonismo ideológico a la belicosa derecha partidista de hoy, solamente en los festejos del año pasado –decir “festejos” es un generoso eufemismo– tiramos al huacal sin fondo del bolsillo de un puñado de astutos empresarios algo así como medio billón de dólares. Entre la Torre Bicentenario y los derroches en –otra vez– el estado de Guanajuato se nos fue, literalmente, la Feria. Pero hay más, mucho más. En el canal de videos Youtube/Selibre ahora existe un video muy interesante y que ha sido pasado por alto por muchos mexicanos, quizá adrede, desde hace cosa de dos o tres años. El video (http://www.youtube.com/watch?v=8RPWLLELmzs) se titula “Los gastos más estúpidos del gobierno mexicano”, y exhibe copias de los registros, todos en concesión por asignación directa, sin licitación pública, del ramo XIII de contrataciones del rubro presupuestal de la Presidencia, desde la oficina misma del presidente hasta gastos hechos por la Secretaría de Seguridad bajo la onerosa batuta de Genaro García Luna pasando por despilfarros del secretario del Trabajo, Javier Lozano, comprador consuetudinario de monedas de oro, o los sucesivos de Hacienda, el gordo Carstens y el delfín Cordero o los de Petróleos Mexicanos entre los sexenios de Fox y Calderón, Raúl Muñoz Leos, Luis Ramírez Corzo, Jesús Reyes Heroles o Juan José Suárez Coppel. Solamente en spots promocionales de la paraestatal en televisoras privadas se fueron más de dieciocho millones de pesos. Cursos de “excelencia” o de alta cocina, boletos a parques de diversiones, botellas de vino, balones de fut, condones, clases de baile, clases ¡de billar! para los señoritos y, desde luego, la ineludible contratación de curvilíneas edecanes para solaz de los feudales cabrones que aprovechan el puesto público para gozar, ya se ve, la vida. Quizá uno de los documentos más indignantes sea el que avala el pago hecho por la Secretaría de Hacienda y Crédito Público bajo férula de Agustín Carstens desde el Banco Nacional de Comercio Exterior (Bancomext), el 15 de enero de 2007 por la friolerita de tres millones de pesos al… ex director del mismo Bancomext, Héctor Reyes Retana Dahl (para mayor abundancia del tema véase la columna de Carlos Fernández Vega, México SA, en La Jornada del lunes 10 de agosto de 2009, http://www.jornada.unam.mx/2009/08/10/index.php?section=opinion&article=028o1eco.

Trapacerías sin fin, sin llenadera, sin tapón, pero resanadas con el interminable bombardeo mediático, cosmético, por cuyas jugosas costillas obviamente los grandes consorcios de medios callan tanta porquería, la pasan por alto, raramente van más allá de la mención escueta rápidamente rebasada por la noticia del momento, la coyuntura hueca, pringosa, amarillista o farandulera en un país agobiado por la pobreza, la ignorancia, el desempleo, la violencia desatada, la pérdida constante del poder adquisitivo, la dignidad y la conciencia bajo ese constante bombardeo propagandístico que es, de suyo, quizá el más grande de los dispendios, de los robos al erario público y de los mayores desplantes de cinismo en toda nuestra agujereada, irremediablemente raída historia.

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