sábado, 21 de junio de 2008

VOCES DEL PERIODISTA

POR ALFREDO JALIFE-RAHME
(Exclusivo para Voces del Periodista)

En el reciente "Primer Foro de Información y Debate sobre la Reforma Energética", convocado por el Frente Amplio Progresista (FAP) en la ciudad de Monterrey (una de las capitales del neoliberalismo latinoamericano), expusimos tres argumentos de peso para rechazar la reforma energética entreguista de la pareja gubernamental Calderón-Mouriño, que cuenta presuntamente con el respaldo tras bambalinas del trío; Beltrones-Gamboa-Labastida.

El primer argumento versa sobre el carácter profundamente antidemocrático de la entreguista reforma energética; el segundo, sobre el pisoteo de la seguridad nacional; y el tercero, sobre los alcances geopolíticos de los hidrocarburos que, como el argumento previo, no han sido tomados en consideración.

Más allá del fracaso de las políticas energéticas en el último cuarto de siglo por sus proponentes panistas, y sus aliados priistas, de la entreguista reforma energética, el carácter antidemocrático se centra en el desplome de la aceptación popular del ejercicio presidencial de Calderón, el escándalo de su protegido en la Secretaría de Gobernación el Mouriñogate, la auto-concesión de suculentos contratos para su familia, así como la falta de representatividad de los líderes del PAN y el PRI en el Senado, quienes obtuvieron sus escaños mediante la cómoda plurinominalidad.

¿Puede un "presidente", carente de legitimidad electoral, y con una magra aceptación popular en caída libre, pretender la aprobación de su controvertida reforma energética que favorece a todas luces a la plutocracia local y global?

Sin contar el liderazgo controvertido de Gamboa Patrón (socio del disoluto y presunto narco-pederasta Kamel Nacif Borge), ungido diputado por la confortable vía plurinominal, los líderes del PAN y el PRI en el Senado, respectivamente Santiago Creel Miranda y Manlio Fabio Beltrones Rivera, obtuvieron sus puestos por la tranquila vía plurinominal, una atribución nada democrática de las prácticas perversas del sistema político mexicano. Es evidente que los tres plurinominales Gamboa, Creel y Beltrones ostentan un poder desmedido que no coteja con su impopularidad en la opinión pública. En forma paradójica, tales líderes plurinominales del Congreso controlan a sus huestes, que en su mayoría tuvo que combatir y competir en una campaña por el voto electoral, mediante el férreo control del pletórico presupuesto, una facultad meta-democrática que le concede el pernicioso y arcaico sistema de la "partidocracia" vertical que cada día se aleja más del poder ciudadano de carácter horizontal.

Así las cosas, el Congreso, por desgracia, no refleja la real correlación de fuerzas en el país que distorsionan y abultan grotescamente los multimedia. Los poderes Ejecutivo y Legislativo de México, con un Poder Judicial no pocas veces sumiso, operan una verdadera "tele-partidocracia" al servicio de la plutocracia local y global. y uno de cuyos partos distócicos es justamente la antidemocrática y entreguista reforma energética calderonista que colisiona con la mayoría de la nación.

Un aspecto fundamental que soslaya la entreguista reforma calderonista radica en el pisoteo de la seguridad nacional, que no solamente es puesta en riesgo, sino que, peor aún, es susceptible de pasar bajo el control de fuerzas ajenas y hasta enemigas del Estado mexicano. Más allá de la relevancia de la petroquímica y las estratégicas refinerías, la entrega de los ductos de hidrocarburos, es decir, oleoductos y gasoductos, pueden empujar al Estado mexicano a convertirse en rehén de las transnacionales texanas y gallegas a quienes van con dedicatoria anunciada la reforma calderonista.

La geopolítica de los hidrocarburos se asemeja de cierta forma con el sistema circulatorio en donde la sístole y diástole no se pueden entender sin sus arterias y venas. El corazón representa el bombeo de los hidrocarburos, mientras las arterias y sus venas constituyen los oleoductos y gasoductos. El mejor ejemplo reciente proviene de Rusia y su "periferia inmediata": La guerra en el Cáucaso por el tránsito de los hidrocarburos desde el Mar Caspio hasta el Mar Negro, y los conflictos de los trayectos de los ductos en Ucrania, Belarus, los Países Bálticos y Polonia, que en su conjunto han obligado a la dupla Putin-Medvedev a buscar rutas alternas más costosas para la fluidez soberana de su producción que corría el peligro de ser presa del chantaje de los países donde atraviesa el oro negro producido en el corazón ruso. Nada es más estratégico que los oleoductos y gasoductos sobre todo ahora cuando el barril se cotiza en tres dígitos y ha roto la barrera inimaginable de más de 135 dólares el barril.

Así las cosas, la entrega de los ductos de hidrocarburos, peor que hipotecar, secuestra la extracción del oro negro del subsuelo mexicano y atenta contra la seguridad energética del país. Haber atomizado a PEMEX dañó su unidad sistémica funcional; ceder los ductos equivale a propinarle el golpe final a su desmantelamiento gradual, y pondría en riesgo al mismo abastecimiento interno de los combustibles que quedarían en manos de las transnacionales de EU, Gran Bretaña y España. De hecho, la privatización por la puerta trasera que pretende aplicar la entreguista reforma calderonista con la colusión de los neoliberales del PRI, representa una recolonización de México en la coyuntura internacional cuando los hidrocarburos se han vuelto la principal carta geoestratégica del planeta.

Ni es voluntad de México ni de Rusia que los hidrocarburos se hayan convertido súbitamente en la principal carta geopolítica del planeta que elude radicalmente, a su cuenta y riesgo, la dupla neoliberal del PAN y el PRI. Fue la debacle militar de EU en Irak, a donde acudió a capturar su riqueza petrolera de la propia confesión de Alan Greenspan, el malhadado y malvado ex gobernador de la Reserva Federal, la que propulsó al oro negro como la principal materia prima geoestratégica del planeta.

El zar geoenergético global Vlady Putin lo entendió perfectamente y no solamente gracias a la carta geopolítica de los hidrocarburos resucitó a Rusia de los cementerios neoliberales en donde había sepultado Boris Yeltsin a Rusia justamente debido a la entrega de los recursos energéticos a su apátrida plutocracia (los célebres "oligarcas" ), sino que, sobre todo, a reposicionar a su país al primer sitial de las potencias planetarias. Todo lo contrario de México que, desde hace un cuarto de siglo sumido en su inoperante cuan mediocre modelo neoliberal se ha estancado preocupantemente y que, en lugar de jugar a fondo la carta petrolera para el beneficio general, ha optado ominosa y demencialmente por entregar los hidrocarburos al peor postor y al mejor impostor.

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