viernes, 29 de junio de 2012

RadioAMLO en cobertura total por la elección presidencial

Este domingo, los ciudadanos vigilaremos, informaremos y documentaremos la elección. 

Sigue minuto a minuto la transmisión especial, la cobertura total de la radio ciudadana: RadioAMLO a través de: www.radioamlo.org y www.radioamlo.tv 

Envía cualquier incidencia, anomalía, o delito electoral a: www.contamos.org.mx 

Culminada la votación, acude a tu casilla y tomale foto a la sábana con los resultados electorales. Súbela a: www.fotoxcasilla.mx (Entre más casillas cubras, ¡es mejor!) 

Descarga Zello, aplicación de comunicación inmediata (tipo radio Nextel) totalmente gratis a tu smartphone o computadora y únete al canal: voto2012

martes, 26 de junio de 2012

AMLO PRESIDENTE








Este miercoles 27 de junio, sera una cita con nuestros recuerdos, con nuestro corazon, se agolpan las escenas, los dias de nuestra historia, forjada con los chingadazos de una derecha que nos atropello durante decadas y a la cual no quiero permitirle ni siquiera un minuto de placer morboso, deleitarse con mi sufrimiento, deseo que cada uno de nosotros juegue el rol destinado desde milenios para cambiar este grandioso País legado por nuestros antepasados, mañana saldremos a las calles, codo a codo, corazon a corazon, y veremos la cantidad de embajadores que seremos, cada uno esta conciente de la lucha que hemos librado; el desafuero, la guerra sucia, la lucha de las adelitas en la defensa del petroleo, las marchas por tantos y tantos muertos, el #yosoy132, y no quiero dejarle ni un asomo a esta oligarquia, lo deseo por todas las personas que se nos adelantaron en la vida, por mis familiares muertos buscando la felicidad en esta vida, por haber encontrado significado apalbras tan diversas como, PATRIA, LIBERTAD, JUSTICIA, AMOR.
Puede haber muchas manifestacione spero solo un proposito... MEXICO, hagamos lo que nos corresponde y este 1ro. de julio digamos si, al cambio verdadero, tu casa es mi casa tu patria es la mia y tu sonrisa sera l anuestra mientras gritamos a todo pulmon, sobre la gran avenida de reforma ES UN HONOR LUCHAR CON OBRADOR y mas honor es que tu estes conmigo.
FELICIDADES

domingo, 24 de junio de 2012

martes, 19 de junio de 2012

CABEZA AL CUBO jorge moch


Infames
La infamia es recurso, método, forma y fondo del quehacer político en México. Como nunca, la opción de mentir, de distorsionar, de calumniar se impone a la opción de gobernar, de servir a la gente, de trabajar por el país.  Los infundios, que se han convertido además en toda una industria –se compran, se venden a medida, se organizan en campañas de medios concienzudamente diseñadas lo mismo para manipular y torcer la opinión pública que para sencillamente arrojar una gruesa capa de lodo encima del adversario–, toman la forma de la apresurada calumnia del funcionario cortesano o la complejidad de una serie de anuncios de televisión de factura impecable y contenido mentiroso. Son la herramienta del régimen, la de la resistencia al cambio tan necesario, la de la reacción, la de los mecanismos de defensa de la prebenda y el privilegio. Brotan por todos lados, y a veces son la rabia hecha verbo. En tiempos electorales que anuncian posibles redivivas convulsiones nacidas del hartazgo ante los abusos, la ineptitud y el nepotismo, las infamias nacen de una franja de la sociedad refractaria al cambio de modelo económico y social que pondría en vilo la red de complicidades y canonjías de los que se nutre y satisface buena parte de la clase gobernante y sus poderosos contlapaches. Y como precisamente entre algunos de ésos hay propietarios de los medios, el infundio se multiplica como tópico y la infamia se consolida como forma de “hacer política”.
Recuerdo un spot televisivo que hace seis años fue lanzado como parte de una campaña de proselitismo de la izquierda para atemperar los anuncios cargados de infundios contra el mismo adversario del régimen que es hoy nuevamente blanco de la infamia. Aparecía a cuadro Elena Poniatowska pidiendo –a la derecha, de donde venía esa campaña de lodo, de acusaciones demagógicas y sin sustento, de afirmaciones cargadas de ponzoña, creadas para causar nada más que animadversión, repulsa, rechazo al proyecto social y político de Andrés Manuel López Obrador– algo en apariencia muy sencillo:  que quienes así lo venían haciendo simplemente dejaran de calumniar, de inventar infundios, de hacer acusaciones absurdas. No calumnien, pedía Elenita. Pero no la escucharon. Siguieron los mismos de siempre alimentando la hornacina colectiva del aborrecimiento inducido con frases cargadas de veneno pero sin la sustancia de una demostración. El peligro para México era un fantasma que recorría el país, a lomos de infundios bien organizados y mejor pagados. Hace poco vimos las facturas.
Según sus propias declaraciones, olímpicamente pasadas por alto por las autoridades, y de acuerdo con las informaciones periodísticas de las últimas semanas, Vicente Fox Quesada debería estar en la cárcel porque como presidente obstruyó la justicia, pagó con dinero del erario una campaña televisiva de desprestigio contra el candidato opositor de izquierda y además metió las pezuñas en el proceso electoral. Hay países en que una fracción de todo lo confesado –campechanamente– y demostrado sobraría para llevarlo ante tribunales. Pero no en México, donde se pasea y sigue de lengua larga, soltando declaraciones absurdas que nadie, ni siquiera sus correligionarios, pide. Y como él montones de nombres, de personeros de la derecha, secretarios de Estado, procuradores de justicia, ministros de la corte, gobernadores y alcaldes. Y detrás de todos ellos, los banqueros, los empresarios, no pocos industriales que se tragaron el cuento de que ahí venía la horda perredista a arrebatarles aquello que ganaron algunos con el sudor de su frente y otros con el de sus notarios y asesores bursátiles.
Hoy el panorama no es muy distinto. Otra vez la izquierda atisba un resquicio en el sistema, la posibilidad de conseguir las posiciones de poder desde donde modificar este entorno viciado y habitado por la injusticia, el desprecio y el abuso, y por eso otra vez el infundio, la calumnia, la mentira aparecen en lugar de los argumentos y el respeto, porque la desesperación del régimen no es la pérdida del poder, sino que lo obtengan aquellos que sistemáticamente cuestionan y se oponen a la desigualdad, al privilegio de unos pocos que significa el perjuicio de los muchos, a esa demencial política gubernamental que durante treinta años se ha dedicado a socializar las pérdidas pero nunca democratizar las ganancias.
Pero no hay que olvidar que la infamia nace de la desesperación. Y que en la democracia no hay guiones que valgan.
Aunque se pague una fortuna por ello.

viernes, 15 de junio de 2012

lunes, 11 de junio de 2012

CABEZA AL CUBO


Jorge Moch 
tumbaburros@yahoo.comTwitter: @JorgeMoch
Crónica absurda con viborita de por medio
Me levanto tarde, a las siete y media. Chancleo de mala gana hacia la computadora; todavía ando modorro, encandilado con los dragoncitos de Daenerys Targaryen, cómo hicieron charamusca al brujo marrullero. Me gustan esos cachorros infernales a los que ella ordena letal e ignífuga:  “Drakary…”; me da coraje que los gringos de Game of Thrones apenas nos dieron una probadita como de diez capítulos, me quedé picado y tengo que velar otro año a que vuelva. Qué cabrones. Pura fantasía. Puro entretenimiento, pura evasión, pero de buena factura y con producción y reparto irreprochables. Así es la tele, como toda droga que se respete cuando primero te engancha y deja un huequito en la panza, incómodo para nosotros los neuróticos porque irrumpe con su cotidiana majadería el mundo: calor de mil diablos, deudas, pagos que se encaprichan en no llegar, la espada de Damocles del desempleo y tan caras que están las refacciones y ahí vienen las colegiaturas y cuando abrí el ojo, las campañas seguían allí.
A trabajar, que todo cuesta. Miro desde mi ventana buscando el azul menta de las nubes allá donde me gustaría estar, o sea lejos, porque allá no hay cuentachiles que le expriman a uno el sueldo ni piquetes de mosco ni los cilindros del motor se tuercen. Antes de volver al oficio recuerdo la frase de Pérez Reverte ante el perfil citadino todavía lejano pero peligrosamente venidero cuando mira desde la silenciosa cubierta de su velero la costa andaluza:  “el putiferio ladrillero”. El putiferio tabiquero, cretinismo urbano, estupidez de cemento avaricioso y la claudicación de los bosques por los que tanto hay que llorar. Y una cosa lleva a otra, y la ciudad con sus humores y rumores me retrotrae al trabajo, a la necesidad de opinar, de contar cosas, de hablar de lo del día y lo del día son las campañas, la idiotez de chachalaca de Vicente Fox, de quien en su incoherencia bipolar –ya no sé si habla por la boca o por el culo– no puedo creer que se haya sentado en la misma silla que Juárez y Cárdenas, y que su verborragia obsequia, decía, materia de cuartillas y cuadritos de historieta con su absurdo llamado a votar por el sátrapa Peña Nieto. Y cuando voy empezando el primer renglón algo me golpea hombro y brazo izquierdos, cae en la papelera aquí junto a mí, la vuelca. Y yo miro entre el estupor y el misterio, veo los cables de las bocinas, los de la computadora, arrinconados allí, y un cable grueso. Verde olivo, que dicho sea de paso, no es mi color favorito. ¿Y ese cable?, acerco la zurda, pero no lo toco. Un atavismo milenario se activa y me retuerce la médula. El cable tiene escamas, palpita, respira, míralo, se desplaza por sí mismo, da vuelta sobre sí, escapa. No es cable, es una pinche víbora en mi estudio, en un segundo piso de más de cuatro metros de altura. Y de la modorra estúpida a la alerta atávica con su muy sano condimento de miedo, pego un brinco digno de olímpicos londinenses. El animalito recula, busca la cómoda oscuridad del rincón que hacen las pilas de libros, y yo me enfrasco en una batalla conmigo mismo y con el reino animal que dura como tres horas. Al final logro capturarlo. Me armo de arrestos y logro atrapar la cabeza, tomarla con la mano, con güevos, cabrón, y aquélla convertida en latiguillo, haciendo por morder, y yo bajo las escaleras en piyama, diciendo “nomames, nomames, nomames”, que es una forma atea de rezar, y salgo al jardín y la suelto y la sierpe desaparece y me deja exhausto, tembloroso y feliz. Y precisamente cuando voy a cantar victoria un estruendo, los perros ladrando como locos, ora qué, carajo, y miro hacia arriba y un helicóptero artillado de la Armada, con fieros francotiradores colgados de los estribos pasa en vuelo rasante, y yo digo: que no vengan por mí, pero no, siguen peinando los pocos árboles que hemos dejado en pie en esta ciudad, buscando a alguien más peligroso que un gordo neurótico aporreateclas; chancleo raudo de vuelta a mi estudio, esperando que víbora, como madre, solo haya una, y precisamente cuando voy a retomar el asunto de las infamias se me atraviesa una nota periodística sobre una instalación en el Louvre de una máquina que literalmente hace caca, se llama Cloaca el esperpento y Wim Delvoye su atormentado inventor, y me pregunto si la culebra dejó alguna deposición de recuerdo, y después de remover libros polvosos encuentro que felizmente no hay caca de reptil a mis pies. Que la esfera sigue su curso. Que la vida sigue igual y que mi seriedad en el trabajo se fue al diablo.

LA BAMBA PARA ANDRES MANUEL (AMLO)

viernes, 1 de junio de 2012