miércoles, 17 de mayo de 2017


HA MUERTO EL POETA…


Ha muerto el poeta de los sueños rendidos
Profeta de la eternidad en resquicios sublevada
Sangre suya de color rosa purpurada
Escarlata de fuego surcando labios encendidos.

De las venas cual hojas marchitas del poeta yerto
Emergen cascadas presurosas de agua diamantina
Cánticos de sirenas Bañan las aguas del desierto
Velando su llegada con vino y nicotina.

En la sangre ancestral del poeta inerte
Acuosa amoratada y roja manchando telas
Deambula un  barco de pequeñas velas
Cual testigo mudo de afrenta irreverente.

Sobre las velas del barco que atraviesa iliadas  
Aguas profundas oscuras sin nombre
Perdido tras el horizonte de aventuras realizadas
Lleva escrito en la proa mil veces su nombre.

Los diarios han hablado de la muerte del poeta
Han dado los nombres de probables culpables
Su pluma encerrada en el último cajón de su gaveta
O el papel donde transitan palabras amables.

Dejo cuatro sobres  escritos mal formados
Sobre la almohada de cipreses y de almendros
Dos plegarias a su padre dirigidas
Una más al amor de sus heridas.

Dejo el poeta una carta sugiere el telediario
Donde habla de ríos y constelaciones estrelladas
Iniquidades donde se trasmuto el breviario
Destrucciones de oraciones mal talladas.

Fue la utopía su asesino despiadado
O el recuerdo huyendo  despavorido
La fe perdida entre los surcos malherido
O la esperanza del corazón ajado.

Hoy la suerte del poeta estaba echada
Entre lirios de palabras sembró amores
Con metáforas alimento a su amada
Cosecho sinsabores cual dolores.

Todo  término para el poeta enamorado
Bailo sobre zarzales la muerte de sus huesos
Sobre la tumba de su madre paralizado
Antes de irse deposito dos besos.

Ha muerto el poeta que se creyó mecenas
Levanto paredes de orquídeas de azucenas
Y ante tal sollozo de viejas plañideras
Huyeron las musas se suicidaron las quimeras.

Ante tal alboroto de muertes encontradas
Huyo la primavera se fugo el  verano
Se deshojaron los libros no leídos de hadas
La gota de agua se transformo en ríos.

Tras la muerte del viejo poeta de barba crecida
Culparon a los versos lo mismo a la prosa
La música que llenaba el espacio silenciada
Gritaba a los vientos ¡¡¡fueron ellos!!! Sobre su fosa.

Y  en el mármol donde quedo su fortuna
Una hermosa sentencia se ha escrito
“aquí yace el hombre que se caso con la luna
No era grande tan solo fue finito”

A los lados de la blanca catacumba
Escribí poesía me perdí en la bruma
Creció el pasto regreso la prosa
Las musas lloraron y creció una rosa.




G.C.
16/05/20017
©DerechosReservados®





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