miércoles, 22 de junio de 2016

Maestro...(Nochixtlan)



MAESTRO…
(Nochixtlán)


Con mis ojitos MAESTRO, vi una luz escarlata,
colorada, brillante y mágica, como la que Ud. nos contaba,
¿Se acuerda?, esas, que dijo, son estrellas ya muertas,
luego deambulan en la estratosfera
y pasan cerquita, pegaditas, e ilumina estas  tierras;
lugar donde hemos nacido, donde mis padres nos criaron,
donde nos dan los estudios y ser según, “de provecho” mañana.

!!MAESTRO!!. Vi una luz de fuego en el monte,
me dio por tocar sus destellos,
acariciar su cuerpo pequeño mientras surca el horizonte,
rompe vidrios, truena puertas y salen todos corriendo.

¡¡¡Mire  la lluvia de balas,  MAESTRO!!!, la danza de cuerpos por las calles;
caminos por donde cruzo  a la escuela,  en donde juego en las tardes
con mis pequeños amigos, mis hermanos, camaradas.
Banquetas  por donde me ha  llevado de la mano mi madre,
hoy oculta, sollozando, gritando que NO salgamos, que nos quedemos abajo.

Mientras me esconde mi madre y llueve sangre en la calle,
recuerdo bien sus palabras MAESTRO, sus historias tan bien contadas,
fantásticas aventuras, de viejos héroes de antaño,
los que murieron luchando, mucho antes de que  hubiera llegado.
De Hidalgo, Villa, zapata, de este país o de otros, muchos nombres que me hago bolas
son tantos que ni me acuerdo.

Ese día, después de escucharlo MAESTRO salimos todos al patio,
a debatirnos  jugando, ser soldados, policías, marinos o simples rasos,  
para luchar por la “Patria” esa que nos ha contado tanto.
Añoro su tierna sonrisa al vernos todos al suelo,
“ojalá que algún día realidad hagan sus juegos” exclamaba y se cruzaba de brazos.

Hoy lo vi pasar por mi casa MAESTRO,
llevaba igual su sonrisa, su mano izquierda elevada al cielo
gritando con voz muy ronca “VIVA, VIVA EL MAGISTERIO”
y mucha gente a su entorno haciendo suyo su grito y todo lo que era vuestro.

Después, escuche los ruidos, la luz de fuego en el aire,
vi correr toda la gente, lo busque por la ventana MAESTRO,
su mano vi levantada, supongo que el corazón muriendo,
lo mire caminar despacio, su cara muy contrariada,
la sangre cubría su boca, la risa desdibujada.

Le  miré muy serio MAESTRO,
su camisa ensangrentada, ya no era  Ud. de esos héroes
de los que nos hablo en la mañana.
Ya no quiero ser soldado, ni policía ni nada;
ni Benito, ni Morelos, ni tan siquiera Zapata…

Hoy falleció Ud. MAESTRO,
no sé que nos ocurra mañana,
hoy, madure a mis diez años, años que todavía me faltan,
esto es  lo que deja el gobierno, “asegún” ven por su patria,
¿entre golpes MAESTRO?...¿entre balas?...

Muy bonito fue su entierro MAESTRO.
Mi madre tejió las guirnaldas.
Mi padre coloco sobre su féretro,
mi bandera mexicana.
Las balas, ¡¡¡malditas balas!!!
le han dejado a Ud. sin cara, sin casa ni mucho menos
con su grande chiquillada...

¡¡¡Quítate chamaco!!!, dijeron,
cuando me uní a la gran marcha,
los pies descalzos MAESTRO,
sin miedo y mucho coraje, con la muina bien clavada.
Mis padres ya ni cuenta se dieron.
Camino tras el magisterio, MAESTRO,
los héroes de carne y hueso,
levanto mi mano izquierda en el aire,
con su foto y su recuerdo.

Guillermo Cruz
22/06/16
©DerechosReservados®
Imagenes tomadas de la web


1 comentario:

  1. El dolor que se siente es un desconsuelo que por más que uno quiera decir pasará, no lo dice, porque la impunidad sobrepasa y el dolor se hiende más, gracias Kuasi por compartir tu sentir en estas letras que llegan no solo al alma también a la conciencia, Gracias siempre, Besos de luz.

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