Tu muñeca,
mas turbado que nunca
(Oda a
Armando Palomas)
Tómame,
hazme tuya,
me dijiste
con la suavidad de tus palabras
con la piel
entregada, con la blusa desabotonada.
Gózame, soy
tu muñeca, úsame,
sentenciaste
con los labios de carmín
mojados con
tu lengua.
La blusa
voló en los aires, mientras mis manos
jugueteaban
a ser los dueños de tus manos,
tu espalda
recorrida con mis dedos, dibujando estrellas,
tatuando mí
nombre sobre ella,
mi lengua insoportablemente
activa
buscando la
imperfección de tus líneas curvas
sin
encontrar más nada que tu cuerpo exacto.
Me veo,
tomándote con un impulso nato
de quien
toma lo suyo y se siente atraído.
Me veo,
perverso, ansiando tus pecados
ser, el último
y el primero de ellos.
Arranco con
mis dientes lo que queda en ti cubierta
la tanga
negra ensalivada y lasciva,
toco tu
cuerpo desnudo y te poseo
con un
frenético bamboleo de nuestros cuerpos,
cuando en
las noches estrelladas,
nos
sorprenden las ráfagas de viento,
cuando en
instantes de silencio
lo rompen
mil rayos y escucho gritos
gritos de
lujuria y desahogo.
Tómame ahora,
me excitas al oído
se, mi
pecado, mi lujuria,
pero más que
nada y más que nadie
se, el
refugio donde calmo mis desvelos…
G.C.
27/02/16
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