Memorias de un incondicional de los recuerdos
¡¡No toques mas la puerta!!, recuerda que eres de aquellos
que las puertas siempre estarán abiertas para ustedes,¡¡¡ ven!!!, descansa tu
abrigo sobre el respaldo de la silla y siéntate en el sillón para que descanses,
hace tanto tiempo que deseaba que llegara este momento, te he esperado desde
entonces y si me turbo al comentarte es que los nervios van a flote como la
primera vez que te mire a los ojos, la vez que te vi danzar de un lado al otro
con esa gracia angelical de una niña de once años y me ruborizaba cuando tu
mirada se topaba con la mía en alguna circunstancia, o cuando mire tu pelo un
día que llegaste al colegio con tu melena recortada y quise decirte que
lamentaba la perdida de tu característica esencial pero que ahora te veía más
linda, te he esperado desde entonces y permanecerás conmigo aunque te
encuentres tan lejos y tu memoria se pierda entre los días y las horas del
trajín de tu vida diaria, y si en algún momento de la existencia tus pasos se
cruzaran con los míos y al mirarnos a los ojos, tu, acaso no me recuerdas, ten
la seguridad que deletreare tu nombre suavemente en un tono delicado para que
al escucharlo evoques un día en un año cualquiera de la distancia una voz, una
mano, unos labios, unos ojos que se prendaron a los tuyos y que se atormentan
cada vez que vuelves de no sé donde ni desde hace cuanto.
¡¡No!!! No digas nada, déjame contemplarte así, sin
tropiezos, sin prisas, prisas de esas que nos despiertan cada mañana con el
córrele de tu existencia y nos devoran los minutos sin permitir que entres en
esta habitación convertida en el cajón donde guardo las cosas que he vivido que
son tan solo para mí y que a veces ni siquiera entiendo ni logro entender, como
aquellas preguntas que no he respondido, respuestas que no he dado, canciones
inacabadas y perdidas en papeles arrugados y tirados a la basura, dibujos que
he iniciado, donde solo he puesto un punto pero que es la partida para un gran
mural que no ha sido inaugurado, poemas que no he escrito porque el sentimiento
ha sido tan fuerte que me ha dado cobardía escribir algo tan importante y
transmutarlo en palabras que pueden ser
perennes, por lo cual dejo la pluma en
el aire con la hoja en blanco para luego acordarme que he guardado muchas
plumas, a tal grado que me han dicho si las colecciono todas.
No, no te vayas aun que hay miles de cosas que quisiera
contarte ahora que has estado lejos por tanto tiempo distante, contarte que he
deseado mirar tus ojos con la claridad de mi infancia trasgredida por tu mirada
y convertida en adolescencia que me llenaba de melancolía mirarte a lo lejos
sin que repararas de mi existencia, no te vayas sin que responda la pregunta
que nunca te hice o que dudo ahora a estas alturas de mi vida hubieses querido
decir y ese es mi mayor argumento de que sigas aquí, de que vengas cuando te
plazca e intentes llevarme a esos lugares donde viví mi infancia, donde una
tarde de verano cuando las palomas arrullaban con sus sonidos, en el pasillo
aparte del patio del colegio enfrente de los lavabos bajo el techo de baldosas
donde los nervios tenían mis manos convertidas en agua de tanto sudor, las
mejillas ruborizadas, las piernas temblando ahí donde mi amigo me alentaba a
avanzar, ahí entre tantas cosas que mi mente recuerda siempre como si lo
estuviese viviendo en ese mismo instante, te mire a ti, caminar hacia adelante
con tu uniforme escolar tus dos trenzas amarradas colgando a tu espalda, con tu
mirada al frente, sin nervios, claro ejemplo de la tranquilidad que parecías
haber adquirido y un halo de luz que ahora entiendo son cosas de mi niñez que
solo en mi imaginación existieron, ahí en ese mismo instante donde el reloj
perdió las horas, las palomas callaron, los murmullos cesaron, ahí en ese
instante que la vida ha guardado, te robe un beso , solo uno, un beso en los
labios húmedos de tus 11años, un beso que me quemo de emoción y transformo mi
existencia porque conocí la poesía y las canciones de amor que escuchaba en las
noches cuando fingía dormir y tan solo pensaba en lo que estarías haciendo en ese mismo
instante.
Ahora puedes irte tranquila, déjame con mis recuerdos y mis
melancolías, déjame en el mismo lugar donde guardo todas las cosas que de vez
en cuando abren la puerta que nunca cierra y entran como tú, en el preciso
instante en que me siento más nostálgico, regresa, al libro que escribí en un
cuaderno de pasta dura, con palabras tachadas que cambiaba o frases nuevas que conseguía, el cual nunca leíste porque de
alguna forma cambiamos nuestros momentos
juntos además de que alguien me robo justo cuando termine de escribirlo, vuelve
al poema sublime jamás escrito en hoja alguna
con el cual me paso días enteros pensando, buscando e intentando
conseguir plasmar las primeras palabras,
vuelve cuando quieras que siempre te estaré esperando bajo el mismo lugar donde unos niños jugaron
a ser palomas.
G.C.
Noviembre 28/2015
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